Los Filis están optimistas sobre el 2010
NUEVA YORK (AP) - Charlie Manuel se dirigía a la sala de entrevistas cuando vio a un reportero caminando a su lado.
"Dos de tres, eso es lo que les dije", comentó Manuel.
Suena como si los Filis de Filadelfia y su manager ya establecieron su meta para el 2010.
Los Filis se quedaron a dos victorias de convertirse en el primer equipo de la Liga Nacional en 33 años en ganar títulos consecutivos de la Serie Mundial, al perder ante los Yanquis de Nueva York en seis juegos. Ahora miran adelante a la siguiente temporada, y hay suficientes razones para ser optimistas.
Tienen un núcleo de jugadores estelares jóvenes que están bajo contrato al menos por una campaña más. Chase Utley, Ryan Howard, Jayson Werth, Jimmy Rollins, Shane Victorino, Cliff Lee, Cole Hamels, J. A. Happ y Joe Blanton tienen todos 30 años de edad o menos.
"Tenemos un buen equipo, y amamos jugar béisbol", señaló Manuel. "Regresaremos".
En cinco temporadas en Filadelfia, Manuel ha guiado a los Filis a tres títulos consecutivos de la División Este de la Liga Nacional y al segundo campeonato de la franquicia. Tiene la intención de seguir sumando éxitos a ese currículo.
"Pienso que estamos actualmente en un período en el que el próximo par de años van a ser muy importantes para nosotros", indicó Manuel.
Los Rojos de Cincinnati fueron el último club de la Liga Nacional que logró dos triunfos seguidos en la Serie Mundial, en las temporadas 1975-1976. Habían pasado 13 años desde que un mismo equipo de esa liga ganó gallardetes seguidos de la misma.
Este año, los Filis llegaron a otro título divisional con 93 victorias en temporada regular. Eliminaron a los Rockies de Colorado en cuatro juegos en la primera ronda de postemporada y superaron a los Dodgers de Los Angeles en cinco enfrentamientos para su segundo campeonato de liga consecutivo.
Pero los Filis se encontraron en la Serie Mundial ante el mejor equipo que puede comprar el dinero. Decididos a obtener su 27mo título y primero desde el 2000, los Yanquis gastaron 423,5 millones de dólares en la pasada pausa entre temporadas.
La incorporación de los lanzadores CC Sabathia y A. J. Burnett, así como del primera base Mark Teixeira incrementó la nómina de Nueva York en el juego inaugural de temporada a 201 millones de dólares. El trío, por supuesto, tuvo un gran impacto en el éxito de los Yanquis.
Los lanzadores Pedro Martínez, Chan Ho Park, Brett Myers y Scott Eyre son los únicos jugadores importantes de los Filis que pueden convertirse en agentes libres. El dominicano Martínez, quien perdió dos juegos en la Serie Mundial, gozó su mitad de temporada con los Filis y quiere permanecer en el equipo; podría obtener un contrato por un año. Park sobresalió en el bullpen durante gran parte de la campaña, pero prefiere ser abridor y podría buscar una oportunidad en otro lugar. Es más probable que regrese Eyre que Myers.
"Estamos orgullosos de lo que hicimos", dijo el pitcher cerrador Brad Lidge, quien tuvo problemas todo el año. "Pensamos que podemos regresar aquí una y otra vez. Tenemos una gran escuadra".
La mayor preocupación para los Filis hacia la próxima temporada son Lidge y Cole Hamels. Lidge encabezó las ligas mayores con 11 oportunidades de salvamento desperdiciadas después de tener marca de 48 salvamentos en 48 oportunidades el año pasado, incluida la postemporada.
Hamels, el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial y de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en el 2008, tuvo registro de 10-11 en la temporada regular y su trabajo fue pobre en la postemporada. El zurdo de 25 años también mostró signos de inmadurez, haciendo un mohín cuando las cosas no resultaban bien y evidenciando molestia cuando algún compañero cometía un error durante la serie de campeonato.
Los Yanquis simplemente fueron los mejores y los merecidos campeones
Nueva York, 5 nov (EFE).- La competición del béisbol profesional de las Grandes Ligas llegó a su final con un nuevo campeón de la Serie Mundial, los Yanquis de Nueva York, que demostró de principio a fin ser el mejor equipo porque siempre tuvo en su plantilla a los peloteros ganadores.
Después que los Yanquis se impusieron por 7-3 a los Filis de Filadelfia en el sexto partido y ganaron la serie por 4-2, nadie cuestionó su nueva corona de reyes del "Clásico de Otoño", ni tan siquiera el equipo rival, que admitió que habían sido superado por la mejor novena.
El poder económico de los Yanquis, nada menos que 483 millones de dólares gastados en tres fichajes claves durante el descanso invernal para volver a tener una nómina de 200 millones, esta vez si estableció la diferencia.
Los Yanquis alcanzaron el máximo de la esencia del béisbol, como es tener un pitcheo dominante, un bateo explosivo y unos directivos, encabezados por joven, pero bien formado manejador, Joe Girardi, ex compañero de los jugadores más veteranos del equipo al que le dio una unidad interna de los mejores tiempos de Joe Torre.
Los nueve años de espera para conseguir el vigésimo séptimo título de la Serie Mundial le sirvieron a los Yanquis para aprender de sus errores y comprobar que no siempre los millones dan triunfos garantizados, pero que si se utilizan con buenas decisiones, te abren las puertas para conseguirlos.
Los Yanquis llegaron a una temporada que no comenzó bien con todo el escándalo del dopaje de Alex Rodríguez, el jugador mejor pagado en el béisbol de las Grandes Ligas, y luego su posterior lesión de cadera.
Pero en ambas circunstancias adversas, el equipo cerró filas en torno al jugador y sobre todo a la intimidad del resto de la plantilla para asegurar que el asunto no fuese una distracción.
Girardi jugó un papel clave en este tipo de comportamiento, porque nunca se escondió de los periodistas, dio la cara, y habló con honestidad, pero también con una gran profesionalidad.
La respuesta fue la redención de Rodríguez que volvió al diamante más maduro, arrepentido del consumo de esteroides, mejor persona y con un bate que le ayudó a conseguir su primer título de la Serie Mundial como profesional, el único trofeo que le faltaba conseguir en su brillante carrera profesional de 16 temporadas.
Luego en el campo de juego, de principio a fin fue una máquina de hacer triunfos, algunos no muy brillantes, pero siempre encontró la manera de conseguir ganar que sólo profesionales de la talla de los que posee los Yanquis podían hacerlo.
La demostración más clara la dieron cuando llegó la fase final, donde en la primera serie divisional ante los Mellizos de Minnesota la barrieron en tres partidos, que muy bien podrían haber perdido de no tener toda la clase de peloteros que hay en su plantilla.
Lo mismo sucedió en la Serie de Campeonato de la Liga Americana contra los Angelinos de Los Ángeles, que lucharon para un 4-2, pero al final también perdieron partidos que les fueron "robados" por la clase de sus figuras estelares, que siempre aparecieron.
La última demostración la dieron ante los Filis, que comenzaron la Serie Mundial ganando el primer partido en el Yankee Stadium con un Cliff Lee intratable y un bateo oportuno y productivo, que ya nunca más apareció para los ex campeones del "Clásico de Otoño".
Luego ni la experiencia de Pedro Martínez ni el bateo explosivo, pero aislado del segunda base Chase Utley, que logró empatar la mejor marca de jonrones para una Serie mundial, con cinco bambinazos, pudieron hacer mellas en el mejor juego de equipo de los Yanquis.
Sólo necesitaron que A.J.Burnett tuviese su mejor partido desde que llego a los Yanquis en el segundo de la Serie Mundial para que Andy Pettitte y el relevista panameño Mariano Rivera, la vieja guardia de los Yanquis, se encargasen de hacer el resto del trabajo desde el montículo.
Por si no era suficiente todo el poder que habían demostrado los Yanquis, iba a surgir en el sexto partido la figura del siempre discreto, pero súper productivo bateador designado, el japonés Hideki Matsui, que se convirtió en el gran héroe de la Serie Mundial al impulsar nada menos que seis carreras, para empatar una marca de todos los tiempos.
Matsui, que pegó ocho imparables en 13 turnos al bate para .615 de promedio, con tres jonrones y ocho carreras impulsadas, fue el merecido ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP), primer japonés que lo consigue en la historia de las Grandes Ligas.
Esta vez no sucedió como en las temporadas del 2001 y 2003 cuando los Yanquis se dejaron arrebatar de las manos los títulos de la Serie Mundial, que iban a ganar los Cascabeles de Arizona y los Marlins de Florida, respectivamente.
"Los Yanquis son los campeones. Todo ha vuelto a la normalidad", proclamó Randy Levine, el presidente del equipo cuando recibió el trofeo de la Serie Mundial que le entregó el comisionado del béisbol de las Grandes Liga, Bud Selig.
El deporte del béisbol también había cumplido con su verdadero axioma y los fundamentos del juego que no son otros que un pitcheo hermético, un bateo explosivo y una defensa segura, todo eso lo pusieron los Yanquis a lo grande y por eso vuelven a ser los reyes del juego pasatiempo nacional en Estados Unidos.
Publicado por:Yocalis de los Santos
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