Los Angeles Lakers seguían lamiéndose las heridas tras haber sido humillados por Milwaukee Bucks, en un partido que el campeón de la liga estadounidense de baloncesto (NBA) ya había considerado como posible sorpresa antes de un choque calificado como clave.
Los Lakers habían prometido no mirar más allá de Milwaukee en víspera de su mayor desafío de la temporada: un esperado duelo con LeBron James y Miami Heat en el día de Navidad.
Sin embargo, por mucho que intentaron no ser complacientes, los Lakers fueron totalmente superados el martes en su propio estadio al perder 98-79 ante un rival presuntamente más débil.
Los Bucks habían perdido sus últimos seis partidos con Los Angeles y tenían un flojo récord de 10-16 esta temporada. Además venían de caer 106-80 con Portland Trail Blazers el lunes.
“No jugamos bien”, admitió a periodistas el alero de los Lakers Matt Barnes luego de que su equipo perdiera una racha de cinco victorias consecutivas.
“Sabíamos que no teníamos que subestimar a este equipo. Cuando los principales jugadores están fuera, uno sabe que cualquier cosa puede salir de cualquier parte”, agregó.
Milwaukee no contó para el partido con tres titulares habituales: Brandon Jennings, Corey Maggette y Drew Gooden, todos ellos lesionados.
No obstante, esas ausencias no se sintieron y los Bucks controlaron la mayor parte del encuentro antes de terminar floreándose.
“Podríamos haber perdido con cualquiera”, dijo el jugador de los Lakers Lamar Odom. “Merecimos perder, ellos nos vencieron”, añadió.
El duelo del sábado con los Heat fue una inevitable distracción para Los Angeles, y así lo admitió el entrenador Phil Jackson: “Se mencionó: ‘No nos distraigamos y dejemos escapar este partido para arruinar lo que intentamos hacer en Navidad’”.
El veterano base de los Lakers Derek Fisher tampoco negó que el factor Heat haya afectado el rendimiento el martes.
“Es una posibilidad (...) no creo que haya sido por el oponente. Nosotros simplemente no hicimos el juego que necesitábamos”, sostuvo Fisher.
De todos modos, Jackson buscó minimizar el impacto de la derrota.
“No creo que sea algo constante en nuestro equipo.
Creo que es bastante natural, supongo que todos lo saben y uno tiene que estar preparado para eso”, señaló el entrenador de los Lakers.
Más allá del golpe que significó perder en casa, Los Angeles no tiene tiempo para lamentarse, ya que su próxima cita será contra Miami (21-9) y sus nuevas figuras: James, Dwyane Wade y Chris Bosh.
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